Arte y Arquitectura - Decay y M. Haker.
Estas paredes hablan. Aquí vivió gente. Aquí rió, o lloró. Ahí hubo banquetes, bailes, besos, pesadillas y tristeza. Aquí hubo grandes historias y pequeños momentos, ahora cubiertos bajo el peso de la extinción, bajo las sombras de la decadencia.
Algo apocalíptico danza entre las hojas secas que se acumulan en la intersección de estos muros, en las sinuosas curvas de estas escaleras. Algo que asusta, y que al mismo tiempo, te atrae hacia su interior, hacia el escenario de un ocaso, hacia la agonía de la arquitectura.
Estos edificios no se visten de vanidad, sino que ocultan sus secretos entre las sombras. Pero en ese desamparo se esconde también una belleza intimista, descubierta por el fotógrafo alemán Matthias Haker, que tratará por encima de todo perpetuar esa lenta decadencia, no sólo en la película fotográfica, sino manteniendo en silencio dónde yacen hasta su destrucción estas venus arquitectónicas.
En sus fotografias, la ausencia es protagonista, invadiendo antiguos espacios que ahora son nuevos escenarios. Espacios arrasados, no sólo abandonados, que cuentan historias, intrínsecamente ligados a la actividad que se desarrolló en ese lugar.
Soledad. Espacios bañados por la luz, pero sin sombras, como un fantasma no se refleja en el espejo, ni oscurece el suelo tras sus pies en una negra proyección. Sólo la luz se proyecta: pintada en el polvo que flota en el aire, como líneas entrando por esas ventanas, único contacto con el mundo exterior.
Plataforma Arquitectura.